Print

El ultimo sueño
23 Enero 2010


../blog/php/uralnieve.jpg

En el año 1999 viajamos a la isla de Gran Canaria. Allí, en el hotel que ocupabamos, sin querer me fije en un folleto que anunciaba una empresa que alquilaba motos.

Habian pasado 5 años desde que me despedi de esas máquinas infernales que se apoderan del alma. Durante toda mi vida habian sido el aliento de mis sueños. En su ausencia, aunque supe disfrutar y disfrutar, los sueños tuvieron otra intensidad.

La noche previa a la cita del alquiler apenas pude dormir. Millones de sensaciones se agolpaban en mi mente que inquieta no descansaba.

A nuestro regreso a Madrid "coincidió" que terminamos en una tienda de motos.

Meses más tarde, la nave Altaïr llegó a nuestras vidas.

He dedicado mucho tiempo a intentar descubrir como ha vuelto a ocurrir.

Año 2005. El Capitán Jack llegó a nuestras vidas. Sin duda fue llegar a la cima de lo que buscamos en una moto. Viajes "interestatales". Capacidad de carga sin parangón.

Dias antes de la emocionantísima entrega tuve un viaje de trabajo a la ciudad de Burgos. En un popular centro comercial habitaba en aquellos días una exposición itirenante de motos clásicas. Pasé casi una hora sentado frente a una R75 dibujando con la mirada todos sus entresijos y la evolución que habia experimentado el Capitán.

Año 2008. Septiembre. Mexico D.F. Mi recien resucitado cuerpo rehabita de nuevo por la metrópoli y no dejo de fijarme en cómo las viejas furgonetas Volkswagen fabricadas en Brasil se resisten a dejar de continuar funcionando década tras década.

Año 2009. El Capitán y yo fuimos a pasar la ITV. Coincidí en la cola con un simpático personaje que llevaba una Vespa igual que Kitty V. Me contó que la moto funcionaba exactamente igual que cuando la compró, hacía ya casi 20 años.

Tanto la vespa como el Capitán pasaron la dichosa prueba sin problemas. Con la tristeza que da el saber que no nos volveríamos a encontrar mi nuevo amigo y yo nos despedimos. El Capitán afrontó sin miedo la carretera.

Circulábamos tranquila y orgullosamente aquella tarde-noche de Junio. Todo estaba bajo control. La autopista permitía circular de forma ágil y segura con contínuos, tránquilos y seguros cámbios de carril. Fue un poco antes de terminar la cuesta de Torrelodones cuando la ví.

Moto y Sidecar circulaban por el carril de la derecha a unos "tranquilos" 90 kilómetros.

Obligúe al Capitán a reducir su marcha y escoltar a aquella máquina del pasado que "torpemente" iba digeriendo kilómetros y kilómetros.

Cuando la tensión de ir incordiando se me hizo insoportable el Capitán me trasportó a otro lugar...

Pero mi mente se quedó prisionera allí. Tras aquellos escapes...

Y aún no ha podido escapar.

El tiempo ha pasado.

Muchos kilómetros han caido.

Pero estas últimas noches no he podido dormir...

... Mañana iniciamos un viaje... un viaje con un destino sin tiempo.

publicado por Altair a las 20:36 del 23.01.10 en Nosotros